lunes, 28 de julio de 2008

La perfección artificial

Cuando vas caminando por la calle, cuando subes a un ascensor o entras al baño de un banco, el olor de la civilización te impregna la piel y te sumerges en el mundo de lo ya pensado.

La obsesión del hombre por la simetría, por darle a todo una forma agradable a la vista, que los muros sean rectangulares, que la pared tenga un solo color, que el aire huela a químico y que las rosas nunca mueran, siempre eternas y perfectas en sus jarros de cristal con el rocío de plástico en los pétalos.

Es como un barniz, como un intento de darle una perfección plástica al mundo y a la naturaleza, cubriéndolo todo, tratando de eternizar la apariencia que un momento dado el arquitecto concibió en su cerebro y plasmó en el papel: calles rectas, madera pintada y olor a pino falso en la nariz.

Y cuando la naturaleza de las cosas se rebela, cuando aparece una insolente mancha en el muro, una brizna de planta rebelde en el césped o una grieta en el suelo, el hombre parcha la realidad, siempre atento, siempre vigilante; y mientras mas falsa sea la realidad, mas satisfecho se sentirá y podrá decir: "este lugar esta limpio", "este lugar esta ordenado", "este lugar tiene 'clase' "... tratando siempre de darle al mundo una forma ordenada... simétrica, que le permita economizar espacio en su cerebro.

Y por más que el hombre intente cubrir todo con el velo de su perfección ficticia, bajo la obra fina del edificio del edificio mas lujoso, estará siempre el caos de la mezcla del hormigón rudo, dispuesto a salir a la vista al primer descuido; todo el esfuerzo que realiza la mente humana se va al traste simplemente utilizando una lupa.

Y eso se ve mas patente en esta ciudad llena de humo,donde las patéticas composiciones de cemento ochenteras que brotan por el centro de la ciudad se llenan de hongos, de hierba y de polvo, derrotadas por la vida que siempre surge, que siempre busca por donde salir a respirar y nosotros, que caminamos por la calle viendo los resultados de esta batalla, sencillamente decimos "que sucia está la ciudad" cuando los que ensuciamos al fin y al cabo.... somos nosotros.

2 comentarios:

La Jefa is Back dijo...

wow.
aplausos!

Ego Ipse dijo...

Mmmmmm.... Definitivamente en Delirium Tremens había mejor pluma y, por cierto, mayor profundidad. ¿Qué pasó en el camino hasta acá? Y, lo fundamental, ¿se puede volver a la misma calidad?

Saludos